lunes, 22 de septiembre de 2008

ENIGMA 16. Siete pistas en el equinoccio de otoño


Esta noche es el equinoccio de otoño. Para celebrar este señalado momento, qué mejor que resolver un acertijo que tiene que ver con los viajes, las migraciones, el sentido de la orientación por el mundo, los océanos, el tiempo, etc.
En esta ocasión hay que descubrir un fragmento de novela escrito por uno de los más importantes autores del mundo, y que se refiere a las Islas Canarias, a las que menciona por uno de sus nombres míticos.
Para encontrar este fragmento voy a dar siete pistas muy precisas … aunque una de ellas es falsa:


1. El texto tiene 166 palabras.
2. Pertenece a una novela escrita por un premio Nobel.
3. La novela se publicó por primera vez en 1967.
4. Su autor pilota aviones de guerra.
5. El primer libro que leyó fue Las Mil y Una Noches, gracias a sus estudios en una escuela Motessori.
6. Le cogió el gusto al Quijote al leerlo en el inodoro, «mientras cumplía con sus deberes cotidianos».
7. Fue amigo del Che.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!

Creo que tengo algo, el autor es Gabriel García Márquez y la obra "Cien años de soledad". Hasta ahora casi todo coincide, fue amigo del Che, fue a la escuela de Montessori y el primer libro que leyó fue "Las mil y una noches". Estoy en busca del fragmento que se pide...

Anónimo dijo...

Gabriel García Márquez:
Cien Años de Soledad


1.El texto tiene 166 palabras. Verdadero

La jaula de canarios demostraba que esos propósitos no eran improvisados. Recordando que su madre le había contado en una carta el exterminio de los pájaros, habla retrasado el viaje varios meses hasta encontrar un barco que hiciera escala en las islas Afortunadas, y allí seleccionó las veinticinco parejas de canarios más finos para repoblar el cielo de Macondo. Esa fue la más lamentable de sus numerosas iniciativas frustradas. A medida que los pájaros se reproducían, maranta Úrsula los iba soltando por parejas, y más tardaban en sentirse libres que en fugarse del pueblo. En vano procuró encariñarles con la pajarera que construyó Úrsula en la primera restauración. En vano les falsificó nidos de esparto en los almendros, y regó alpiste en los techos y alborotó a los cautivos para que sus cantos disuadieran a los desertores, porque éstos se remontaban a la primera tentativa y daban una vuelta en el cielo, apenas el tiempo indispensable para encontrar el rumbo de regreso a las islas Afortunadas.

2.Pertenece a una novela escrita por un premio Nobel. Verdadero

Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1982, según el laudatorio de la Academia Sueca "por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente".


3.La novela se publicó por primera vez en 1967. Verdadero

La primera edición de Cien años de soledad fue publicada el 5 de junio de 1967 por la editorial Sudamericana de Buenos Aires a donde fueron enviados los originales por correo divididos en dos partes.


4.Su autor pilota aviones de guerra. Falso
Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes viajaban en tren desde París a Praga porque los tres coincidían en su miedo al avión.


5.El primer libro que leyó fue Las Mil y Una Noches, gracias a sus estudios en una escuela Motessori. Verdadero

Cursó preescolar y primero en la Escuela Montessori fundadada por Rosa Elena Fergusson para ingresar posteriormente en la escuela pública de Sucre y estudiar el Bachillerato en el colegio jesuita de San José de Barranquilla. Una de las primeras lecturas que cautivó al escritor a la temprana edad de nueve años fue Las mil y una noches.


6.Le cogió el gusto al Quijote al leerlo en el inodoro, «mientras cumplía con sus deberes cotidianos». Verdadero

Dice Gabriel García Márquez en su libro “Vivir para contarla”: “…mi lectura del Quijote me pareció siempre un capítulo aparte, porque no me causo la conmoción prevista por el maestro Casalins. Me aburrían las peroratas sabias del caballero andante y no me hacían la menor gracia las burradas del escudero, hasta el extremo de pensar que no era el mismo libro de que tanto se hablaba. Sin embargo, me dije que un maestro tan sabio como el nuestro no podía equivocarse, y me esforcé por tragármelo como un purgante a cucharadas. Hice otras tentativas en el bachillerato, donde tuve que estudiarlo como tarea obligatoria, y lo aborrecí sin remedio, hasta que un amigo me aconsejó que lo pusiera en la repisa del inodoro y tratara de leerlo mientas cumplía con mis deberes cotidianos. Sólo así lo descubrí, como una deflagración, y lo gocé al derecho y al revés hasta recitar de memoria episodios enteros.”

7.Fue amigo del Che. Verdadero
Fidel Castro conoció al celebre autor de "Cien Años de Soledad" cuando tras el triunfo de la revolución en 1959 el comandante Ernesto "Che" Guevara concibió y creó la agencia Prensa Latina y el "Gabo" como sus amigos lo llaman --incluyendo a Castro-- fue contratado.

Anónimo dijo...

"La jaula de canarios demostraba que esos propósitos no eran improvisados. Recordando que su madre le había contado en una carta el exterminio de los pájaros, habla retrasado el viaje varios meses hasta encontrar un barco que hiciera escala en las islas Afortunadas, y allí seleccionó las veinticinco parejas de canarios más finos para repoblar el cielo de Macondo. Esa fue la más lamentable de sus numerosas iniciativas frustradas. A medida que los pájaros se reproducían, Amaranta Úrsula los iba soltando por parejas, y más tardaban en sentirse libres que en fugarse del pueblo. En vano procuró encariñarles con la pajarera que construyó Úrsula en la primera restauración. En vano les falsificó nidos de esparto en los almendros, y regó alpiste en los techos y alborotó a los cautivos para que sus cantos disuadieran a los desertores, porque éstos se remontaban a la primera tentativa y daban una vuelta en el cielo, apenas el tiempo indispensable para encontrar el rumbo de regreso a las islas Afortunadas."

Cien Años de Soledad.

P.D.
LA FOTO SALIÓ MOVIDA
Un cronopio va a abrir la puerta de calle, y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo se hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos están donde la llave, puede suceder que encuentre la biiletera llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del télefono llena de música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos de tranvías. Así es que este cronopio se aflige horriblenrente y corre a mirarse al espejo, pero como el espejo esta algo ladeado lo que ve es el paraguero del zaguán, y sus presunciones se confirman y estalla en sollozos, cae de rodillas y junta sus manecitas no sabe para qué. Los famas vecinos acuden a consolarlo, y también las esperanzas, pero pasan horas antes de que el cronopio salga de su desesperación y acepte una taza de té, que mira y examina mucho antes de beber, no vaya a pasar que en vez de una taza de té sea un hormiguero o un libro de Samuel Smiles.

TORTUGAS Y CRONOPIOS (maravilloso)
Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural. Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan. Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.

Anónimo dijo...

“Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba era más evidente su intención de quedarse, pues no concebía planes que no fueran a largo plazo, ni tomaba determinaciones que no estuvieran orientadas a procurarse una vida más cómoda y una vejez tranquila en Macondo. La jaula de canarios demostraba que esos propósitos no eran improvisados. Recordando que su madre le había contado en una carta el exterminio de los pájaros, había retrasado el viaje varios meses hasta encontrar un barco que hiciera escala en las islas Afortunadas, y allí seleccionó las veinticinco parejas de canarios más finos para repoblar el cielo de Macondo. Esa fue la más lamentable de sus numerosas iniciativas frustradas. A medida que los pájaros se reproducían, Amaranta Úrsula los iba soltando por parejas, y más tardaban en sentirse libres que en fugarse del pueblo. En vano procuró encariñarlos con la pajarera que construyó Úrsula en la primera restauración. En vano les falsificó nidos de esparto en los almendros, y regó alpiste en los techos y alborotó a los cautivos para que sus cantos disuadieran a los desertores, porque éstos se remontaban a la primera tentativa y daban una vuelta en el cielo, apenas el tiempo indispensable para encontrar el rumbo de regreso a las islas Afortunadas.”

(Gabriel García Márquez, Cien años de soledad)

Anónimo dijo...

Por las pistas está claro que es Gabo: Cien años de soledad

Anónimo dijo...

GABRIEL GARCIA MARQUEZ. EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA